Leer | LUCAS 2.40-52

Las empresas, por lo general, escriben una misión que les permita mantenerse centradas en lo que realmente tiene importancia para ellas. Cuando miramos al Señor Jesús, vemos que Él tenía un enfoque claro de su misión. A los doce años, pudo ya verbalizar su propósito: Les dijo a María y José que tenía que ocuparse de los negocios de su Padre.

Como cristianos, podemos entender el mandato de la Gran Comisión, pero podemos pensar que es de una magnitud tan inmensa, que perdamos de vista cómo debemos ejercerla en el lugar donde nos encontramos.

Es una buena idea pensar en términos de nuestra propia misión personal, que es un poco como el popular mensaje: “Piensa globalmente; actúa localmente”. Lo que esto significa localmente, está expresado en el himno “Brilla en el sitio donde estés” (I. D. Odgen, 1913), que comienza diciendo:

“Nunca esperes el momento de una grande acción,
Ni que pueda lejos ir tu luz;
De la vida a los pequeños actos da atención,
Brilla en el sitio donde estés”.

Nunca debemos subestimar las tareas que tenemos a la mano, aunque parezcan triviales. Segundo de Samuel 23.11, 12 nos da un ejemplo interesante: mientras que todos estaban huyendo del campo, Sama “se paró” y “Jehová dio una gran victoria”. La misión de usted ahora mismo puede ser simplemente pararse. A veces, eso es todo lo que se necesita para que el Señor dé una gran victoria.

Por Min. En Contacto

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