«Hermanos, ustedes han sido llamados a la libertad, sólo que no usen la libertad como pretexto para pecar; más bien, sírvanse los unos a los otros por amor. Porque toda la ley se cumple en esta sola palabra: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo.'» Gálatas 5:13-14

Siempre me ha gustado ver cuánto es capaz de esforzarse una persona por no perder algo que realmente quiere.

Hace un tiempo salió una historia sobre una familia del estado de Wyoming que se había mudado al estado de Arkansas, y había dejado el gato para que fuera junto con la mudanza.

Con toda honestidad, los hombres que fueron a hacer la mudanza trataron de poner al gato en el camión, pero no lograron atraparlo, por lo que tuvieron que llamar por teléfono a sus dueños. La señora tuvo que regresar a la casa, y con la ayuda de un bife de hígado, logró capturar a su gato.

En este caso, para no perder algo que realmente quería, esta señora tuvo que viajar 1,500 millas. Me pregunto: «¿cuántas personas serían capaces de hacer un viaje así por un ser humano?»

El viaje que Jesús hizo para salvar a quienes Dios amaba fue mucho más largo que 1,500 millas. Él vino del cielo a la tierra; vino de escuchar las alabanzas de los ángeles a escuchar las maldiciones de la humanidad. Sí, Jesús hizo un viaje muy largo. Y, sin embargo, lo hizo por su propia voluntad, para que nosotros pudiéramos ser salvos y para que su Padre pudiera reclamar las almas de aquéllos a quienes ama.

Por CPTLN

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.