Leer | HEBREOS 10.19-23
En nuestro mundo aquejado de problemas, las injusticias, los crímenes y la falsedad es lo que abunda en las noticias.
Sin embargo, tenemos un Dios cuyas acciones son perfectas y que es fiel a toda promesa que ha hecho. Él es el mismo “ayer, y hoy, y por los siglos” (He 13.8). Podemos tener absoluta confianza en el Señor, porque Él es:
• Omnisciente. Nuestro Padre celestial sabe lo que le está sucediendo a cada persona en todo momento (Lc 12.2, 3). Su conocimiento es total; no hay ninguna circunstancia que le sea desconocida, ni pensamiento que Él no discierna.
• Omnipotente. Dios tiene poder absoluto sobre todas las cosas; nada está fuera de su control. Él usa su poder para hacer su voluntad perfecta. Ninguna autoridad en el cielo o en la Tierra puede frustrar sus propósitos (Job 42.2; Mt 19.26).
• Omnipresente. La totalidad del espacio y del tiempo están al alcance de su mirada (Sal 139.7-12).
• Veraz. Dios no puede mentir; Él dice siempre la verdad. Podemos confiar plenamente en su Palabra y en sus respuestas a nuestras oraciones.
• Amoroso. Podemos también tener confianza en las intenciones del Señor, porque su carácter es el amor absoluto (Ro 8.28; 1 Jn 4.8).
La naturaleza de Dios no es afectada por el tiempo, el lugar, las personas o las circunstancias. Él nunca se equivoca en lo que dice o hace, porque su conocimiento es perfecto. Su soberanía es total, y todo está al alcance de su mirada. Cada promesa está garantizada en Jesucristo (2 Co 1.20). Él es Aquel en quien podemos contar cada día de nuestra vida. ¡Aleluya!
Por: Min. En Contacto
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