OTRA MANERA DE ORDENAR LA ORACIÓN
”Aconteció que estaba Jesús orando e un lugar, y cuando terminó, uno de sus Discípulos le dijo; Señor, enséñanos a orar” (Lucas 11:1).
Un pastor, preocupado por la vida de oración de su congregación, escribió un libro para orientarles en su tiempo devocional. Reproducimos aquí sus seis puntos, un enfoque de la oración que ha sido de ayuda práctica para muchos.
1. Ponerte en actitud reverente delante de Dios. Estate quieto, sin pensar en todo lo que tienes que hacer hoy, sin prisa, apartado de otras personas, y espera en silencio un encuentro con Él.
2. Da gracias a Dios. Expresa gratitud por las bendiciones materiales, y espiritual que tienes: la salud, la comida, la creación, la Iglesia, etc.
3. Adorarle. Puedes leer un Salmo de adoración, cantar himnos o cánticos de alabanza, o leer una porción de las Escrituras que refleja la gloria de su Persona. Meditar en uno de los centenares de nombres de Dios que revelan su carácter.
4. Confesar tu pecado. Incluye palabras dichas fuera de lugar, actitudes incorrectas, preocupaciones que indican falta de fe, deseos carnales, dudas, temores, amargura, odio, mandamientos de Dios que hemos roto, falta de hambre espiritual, desobediencia, malas relaciones con otros, impaciencia, quejas, mundanalidad, egoísmo…
5. Revístate de tu armadura o protección contra la carne, el mundo y el diablo. Acepta el perdón de Dios, considérate perfecto en Cristo, como Dios te ve, aceptado, limpio, escogido, equipado por el Espíritu Santo con dones espirituales para realizar una misión importante en este mundo, y heredero de la vida eterna.
6. Echar sobre Él tus preocupaciones por los miembros de tu familia, uno por uno, por tus finanzas, nombrando cosas especificas, por tus frustraciones con familiares, contigo mismo, con la vida, con tu trabajo. Echa tus temores sobre el Señor, ansiedades para el día de mañana. Echa tus fracasos, tus luchas, tus debilidades sobre Él. Reclama sus promesas.
Ahora estás en condiciones para interceder por otros. Tienes una perspectiva correcta de Dios y estás confiando en Él para tus necesidades. Estás libre de ti mismo para enfocar tu atención en otros y orar con fe y confianza en Dios por ellos.
Por D. Burt
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